«Un “valor que trasciende generaciones”»
[En conmemoración del primer aniversario del fallecimiento del presidente de la SGI, Daisaku Ikeda, el Seikyo Shimbun (diario de la Soka Gakkai) realizó el 15 de noviembre de 2024 una entrevista al doctor Óscar Maúrtua de Romaña, destacado diplomático, jurista y abogado peruano, quien se ha desempeñado en dos ocasiones como ministro de Relaciones Exteriores del Perú. El doctor Maúrtua fue el funcionario que, en su calidad de secretario general de la Presidencia de la República durante el gobierno del presidente Fernando Belaúnde (1980–1985), estuvo a cargo de la preparación y coordinación de la ceremonia en la que se otorgó a Ikeda la Gran Cruz de la Orden del Sol del Perú, la condecoración más alta del país.]
Doctor Óscar Maúrtua de Romaña, presidente de la Sociedad Peruana de Derecho Internacional
Seikyo Shimbun: El año pasado, con motivo del fallecimiento del señor Ikeda, usted publicó un mensaje de condolencias en el sitio web de la Sociedad Peruana de Derecho Internacional y expresó su sincero pésame. En ese mensaje, usted afirmó que «el doctor Ikeda ha dejado un legado imperecedero para las futuras generaciones».
¿Qué representa el señor Ikeda para usted?
Dr. Óscar Maúrtua de Romaña: Primeramente, quiero decir que «el doctor Ikeda vive en nuestros corazones» y «continúa siendo un excepcional y constructivo modelo para seguir». En la actualidad, la Soka Gakkai se ha desarrollado hasta contar con aproximadamente 12 millones de miembros en 192 países y regiones. Muchos de los discípulos del doctor Ikeda han tomado su forma de vida como un modelo y, a través de la práctica de la fe, están cultivando su propia humanidad.
Cada una de estas personas es la prueba viviente de que el espíritu del doctor Ikeda sigue presente. Creo que tenemos la responsabilidad de fortalecer aún más la «cultura de paz» que él expandió por el mundo.
Desde su primera visita en 1966 a Perú, el doctor Ikeda siempre ha creído en el potencial de nuestro país y nos ha alentado en cada oportunidad que visitó el Perú. A pesar de ser una figura a nivel mundial, nunca mostró altivez ni ambición personal. Como mencionaré más adelante, siempre me brindó su cálido apoyo. No sería exagerado decir que sus ideas y acciones han influido en mi propia formación como ser humano.
Uno de los aprendizajes más trascendente que obtuve del doctor Ikeda es el compromiso de contribuir al desarrollo de mi país y de la democracia, desde mi propia posición. A lo largo de mi carrera como diplomático, he tenido el honor de servir como embajador en varios países, como Canadá, Bolivia y Tailandia, entre otros. Uno de mis logros más importantes fue contribuir a la adhesión de Perú al APEC (Cooperación Económica Asia-Pacífico) en 1998. No hace falta decir que, en medio de este desafío, el aliento del doctor Ikeda fue un gran apoyo para mí y para la plena incorporación y respaldo al Perú en tal gravitante entidad integradora.
[Nota editorial: Este año (2024), Perú ocupa la presidencia pro tempore de APEC. El doctor Maúrtua, durante su segundo mandato como ministro de Relaciones Exteriores en 2021, anunció la realización de esta Cumbre.]
Seikyo: Muchos intelectuales de todo el mundo conocieron al señor Ikeda a través de su diálogo con el historiador británico doctor Arnold Toynbee. Entendemos que usted es uno de ellos.
Dr. Maúrtua: En 1972, mientras estudiaba en la Universidad de Oxford en Inglaterra, escuché que había un monje o santón japonés que estaba teniendo diálogos con el doctor Arnold Toynbee. Y tuve la fortuna que mi maestro de Derecho Internacional Sir Humphrey Waldock, quien fue presidente del Tribunal Europeo de Derechos Humanos y también presidente de la Corte Internacional de Justicia, me invitara a concurrir a dicho evento en la Bodleian Library. Ahí vi a Daisaku Ikeda muy joven, pero ya afamado. Más tarde, se publicó una colección de esos diálogos, y recuerdo haberlos leído con gran emoción.
A partir de 1980, asumí el cargo de secretario general del segundo gobierno del arquitecto Fernando Belaúnde Terry (1912-2002). Cuando intenté presentarle al presidente sobre el doctor Ikeda, él ya conocía su trayectoria e incluso había leído el diálogo entre Ikeda y Toynbee. Recuerdo que él dijo: «Él (doctor Ikeda) es la persona que presentó el libro Elige la vida (título en japonés, Diálogo hacia el siglo xxi) junto con el doctor Toynbee, ¿verdad?». Le respondí: «¡Exactamente! Es un gran filósofo y pacifista».
En marzo de 1984, en Palacio de Gobierno en Lima, tuve el honor de tratar personalmente al doctor Ikeda en un encuentro que jamás olvidaré. Fue un diálogo profundamente significativo para la construcción de la paz mundial. Durante esa reunión, tanto el presidente Belaúnde como los asistentes y los medios quedaron impresionados por la firme condena del doctor Ikeda hacia el terrorismo. En ese tiempo, Perú estaba siendo sacudido por una serie de ataques terroristas. La visita del doctor Ikeda en medio de esa situación fue un acto de gran valentía y sus palabras se convirtieron en una fuente de fortaleza para superar la crisis nacional. En esa ocasión, se le otorgó sorpresivamente la más alta condecoración nacional, un honor que representa el más alto reconocimiento, incluso en el contexto de las largas relaciones históricas entre Perú y Japón.
Hay otro acontecimiento que fue memorable. Días después de la reunión en Palacio de Gobierno de Perú, el presidente organizó un almuerzo privado en la residencia oficial al que invitó al doctor Ikeda y a su esposa. Entre los asistentes estaban el primer ministro, el ministro de Educación, el director de la Instituto Nacional de Cultura, el rector de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y los directores de importantes de periódicos nacionales; todas estas personas fueron seleccionadas en consulta con el presidente. En esa ocasión, el presidente expresó: «Las acciones de paz del presidente Ikeda representan una gran obra para la humanidad y han hecho una contribución significativa al intercambio entre Perú y Japón, así como a la prosperidad de Perú», manifestando su sincero y profundo agradecimiento. Este «sentimiento de Perú» sigue siendo el mismo hasta el día de hoy. En lo personal, después de la salida del presidente Belaúnde, cuando fui embajador en Canadá, tuve la oportunidad de ser invitado a Japón con mi familia y reencontrarme con el doctor Ikeda. Me enorgullece profundamente haber mantenido una fuerte conexión y amistad durante casi 40 años.
En 2012, cuando era director de la Escuela de Relaciones Internacionales y Diplomacia en la Universidad Tecnológica del Perú (UTP), otorgamos al doctor Ikeda el título de «Doctor Honoris Causa» y el de «Profesor Emérito de la Facultad de Derecho, Ciencia Política y Relaciones Internacionales». El auditorio principal de la Escuela de Postgrado lleva el nombre de Auditorio Daisaku Ikeda en honor al doctor Ikeda.
Seikyo: Desde hace muchos años, usted ha venido observando con calidez el progreso de la SGI, incluyendo su asistencia a la ceremonia de apertura del nuevo Centro Cultural de la Asociación Peruana de la Soka Gakkai Internacional (PSGI) en septiembre pasado.
Dr. Maúrtua: La ceremonia de apertura fue muy emotiva. El hecho de que se haya podido construir un centro de esta magnitud en el distrito de San Isidro, es prueba de que la SGI está profundamente integrada en la cultura peruana.
[Nota editorial: El distrito de San Isidro es la nueva zona central de la capital, Lima, donde se encuentran las embajadas de varios países.]
He seguido de cerca el desarrollo de la PSGI. Algunas personas que conocí hace 40 años siguen participando activamente y gozan de buena salud. Lo que me impresiona es que todas las generaciones valoran su identidad como practicantes. En una ocasión, pregunté a los jóvenes y a los niños: «¿Cuánto tiempo llevan en la SGI?». Muchos respondieron diciendo: «Desde la generación de mis abuelos», o «Mis padres son miembros de la SGI y yo también me uní». Por supuesto, hay muchas personas que, aunque sus familiares no sean miembros, han decidido integrarse por cuenta propia. Pero las nuevas generaciones comprenden dónde pertenecen y sienten orgullo por ello. Siento que la Soka Gakkai es un mundo pacífico que no impone nada de arriba hacia abajo, sino que permite que la gente quiera estar aquí por su propia voluntad.
Seikyo: La fuente de ese desarrollo es el vínculo de maestro y discípulo con el señor Ikeda.
Dr. Maúrtua: Creo que el doctor Ikeda ha dejado un «valor que trasciende generaciones». Es decir, a través de la práctica de la fe, la vida de las personas mejora, encuentran su misión y desarrollan su potencial. A la vez, reconocen con claridad las dificultades presentes en la sociedad, y en lugar de dejarse influenciar por ellas, colaboran en la resolución de los problemas. El doctor Ikeda ha creado una «solidaridad de buenas personas» dedicadas a la paz, y ha venido formando continuamente personas comprometidas con este objetivo. Esto no se limita solo a Perú, sino que se extiende por todo el mundo. ¡Es una extraordinaria labor!
Guerra, cambio climático, destrucción ambiental, contaminación de los océanos, violencia sexual, adicción a las drogas y pandemias… Hay muchas preocupaciones que aún existen en el mundo. No soy la única persona que desea que el doctor Ikeda estuviera presente para ayudarnos a superar todos estos desafíos. Sin embargo, su convicción en la justicia sigue brillando con firmeza en nuestros corazones. Su pensamiento nos enseña a «vivir en uno mismo», a «descubrir nuestro propio valor» y a «controlar nuestro ser». Estoy convencido de que estos ideales se transmitirán a las futuras generaciones, continuarán inspirándonos y nos guiarán hacia la realización de la ‘sociedad pacífica y justa’ que él visualizó. Soy creyente católico, pero seré siempre un seguidor del doctor Ikeda. Lo respeté como a un ser humano excepcional, como un filósofo, un pacifista. Y lo admiro por su mensaje humanista y ecuménico. A un año de su partida, reitero mis más sinceras condolencias a la familia y a la Soka Gakkai.
Óscar Maúrtua de Romaña nacido en Lima en 1947. Egresado de la Academia Diplomática con honores, lo es también de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Completó sus estudios de posgrado en la Universidad de Oxford (Inglaterra), entre otras instituciones. Ha desempeñado cargos como embajador en varios países como Canadá, Bolivia, Tailandia, Vietnam, Ecuador, España, Andorra y Laos, secretario general de la Presidencia de la República (1980-1985), y ministro de Relaciones Exteriores (2005-2006, 2021-2022). Actualmente es presidente de la Sociedad Peruana de Derecho Internacional. Cuenta con diversos doctorados honoris causa y distintas condecoraciones nacionales y de instituciones extranjeras.
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